A golpes contra el reloj, ella aún se imaginaba que al deja la ventana abierta el podría entrar un día a darle aquel beso de noche buena que se lo arrebato ese mismo reloj.
Infame reloj, que no le bastó marcar el tiempo, tuvo que llevarse lejos sus sueños.
Él estaba cercano al paralelo 0, donde la latitud rodeaba de calma su campo florido, a veces la recordaba, pensaba en su voz, en su fino cabello rubio, en aquel lunar en su muslo, se preguntaba si la ventana aún estaba abierta, si ella aún lo esperaba, cerraba sus ojos e imaginaba como ella estaba acostada en su cama con ese camisón corto de rayas azules y blancas con el que había dormido la última vez que la vio, podía recordar su olor, sus rosados labios de mujer, esa voz que recorría cada uno de sus pensamientos lo transportaba hasta el punto más profundo de su corazón...
Ella miraba a la ventana todas las noches, no importaba el frío que entraba por la cortina recogida, y el tiempo pasaba para ella, el día interminable se hacía noche, y la noche traía consigo una esperanza de volver a aquel momento robado, a ese momento en que ella sintió que su amor era eterno... Pensó, que si era lo suficientemente buena, lo suficientemente valiente y lo suficientemente paciente, un día por su ventana, volando volvería a entrar el amor con su corazón de vuelta, con su ilusión de mujer enamorada esperando hacer sus sueños realidad y cada noche se paraba frente a la ventana, miraba al cielo y con fervor repetía mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas " buenas noches mi amor, donde quiera que te encuentres" y tiraba un beso al cielo.
Pero la noche es sabía, sabe de lunas y de estrellas, y trae consigo misma el viento desde el sur para llevar mensajes al norte, hacia ese paralelo 0 donde habita el verdadero amor.
Y una noche de luna creciente, la noche confabulo con el viento y el viento llevo el beso hasta donde él estaba, y el abriendo por primera vez la ventana mientras la imaginaba, lo sintió... Sintió aquellas lágrimas que tocaban su rostro y emprendió vuelo, se elevó por los cielos alcanzando las nubes tibias que lo guiaban, busco aquella ventana abierta y cuando llego hasta ella se posó lentamente en el marco y la espío, por primera vez entendía que ella lloraba hasta quedarse dormida, abrazada a una rosa seca y roja que él había cortado para ella en su primer cumpleaños juntos, y entró sin hacer mucho ruido, se aproximo a ella y acariciando su cabello y secando sus lágrimas le dijo al oído " volví por ti mi nena"... Ella pensando que era otro más de sus sueños sonrió sin querer abrir sus ojos, pues en otra ocasión se había llevado una decepción.
Él acaricio su cara y al oído le dijo, "despierta, esta vez soy yo" ella con un poco de temor abrió sus ojos preparada a no encontrar más que su ventana abierta, pero ahí estaban en la noche, junto al viento que acompasaba sus miradas, por fin uno frente al otro sin decir ni una sola palabra, sonriéndole al sueño. Y él la tomó de su mano y los dos salieron por la ventana rumbo al cielo, a donde pertenecen, para despertar por siempre uno junto al otro, ella vistiendo su corto camisón de azules rayas y él amándola siempre tan solo con su mirada.